Expresión de la doctrina tradicional católica

Su origen

  • No es una idea brillante de alguna Papa, no es algo inesperado. Tiene valiosos antecedentes históricos y doctrinarios en los que se funda y a los que procura expresar.
    • A partir de allí se arma un patrimonio histórico que se va transmitiendo entre generaciones, por forma oral o escrita.
  • Es una rama de la doctrina tradicional católica. Fundada por Jesucristo y a través de los distintos papas se fue formando un mensaje social para los hombres. Recoge la tradición doctrinal católica y actualizarla a nuestro tiempo.
  • Busca iluminar desde los principios la cuestión de los trabajos, en la época de Leon 13. Busca ayudar al problema de la explotación del trabajador.
  • Desarrollo histórico
    • Causa
      • No es otra que la evangelización. La DSI es una herramienta de evangelización en un orden social y personal
    • Ocasión (El tiempo en que toca transmitir este mensaje)
      • Coyuntura histórica de descristianización de los hombres y las sociedades
    • Condiciones
      • Circunstancias actuales, situación existencial y cualidades morales del destinatario del mensaje, para arribar a una prudente mirada pastoral.
      • Cuáles son los problemas que afectan al hombre de hoy.

Su autor

Se comienza a organizar y sistematiza a mediados del siglo XIX, pero existe desde los orígenes de la iglesia

  • Pio IX: Quanta Cura y *Syllabus

  • León XIII: Aetemi Patris, Humanus Genus, Inmostale Dei, Rerum Novarum, Arcanum Divinae Sapientiae

  • Magisterio contemporáneo como autor

    • No son los diarios, teólogos, filósofos, curas un domingo… El autor del magisterios son los romanos pontífices (todos los papas) y los obispos en comunión con él.

Sus fuentes

  • La inspiración de la DSI pasa por la razón y la fe. Son caminos distintos pero complementarios. Las dos vias cognoscitivas de la doctrina social.
    • La gracia supone a la naturaleza.
  • Santo Tomás de Aquino es un modelo correcto de cómo hacer teología. El magisterio frecuentemente acude a sus enseñanzas para mostrar su pensamiento.

El descarte de las personas con discapacidad

  1. Un criterio para verificar la atención real a la dignidad de cada individuo es, obviamente, la atención prestada a los más desfavorecidos. Nuestro tiempo, por desgracia, no se distingue mucho por esa atención: en verdad, se está imponiendo una cultura del descarte.[97] Para contrarrestar esta tendencia, merece especial atención y solicitud la condición de quienes se encuentran en situación de déficit físico o psíquico. Esta condición de especial vulnerabilidad,[98] tan relevante en los relatos evangélicos, cuestiona universalmente lo que significa ser una persona humana, precisamente desde un estado de deficiencia o discapacidad. La cuestión de la imperfección humana tiene también claras implicaciones desde el punto de vista sociocultural, ya que, en algunas culturas, las personas con discapacidad sufren a veces marginación, cuando no opresión, al ser tratadas como auténticos “descartados”. En realidad, todo ser humano, sea cual sea su condición de vulnerabilidad, recibe su dignidad por el hecho mismo de ser querido y amado por Dios. Por estas razones, debe fomentarse en la medida de lo posible la inclusión y la participación activa en la vida social y eclesial de todos aquellos que, de alguna manera, están marcados por la fragilidad o la discapacidad.[99]
  2. En una perspectiva más amplia, se deberá recordar que la «caridad, corazón del espíritu de la política, es siempre un amor preferencial por los últimos, que está detrás de todas las acciones que se realicen a su favor los pobres […] “preocuparse de la fragilidad, de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la ‘cultura del descarte’. […] Significa hacerse cargo del presente en su situación más marginal y angustiante, y ser capaz de dotarlo de dignidad”. Así ciertamente se genera una actividad intensa, porque “hay que hacer lo que sea para salvaguardar la condición y dignidad de la persona humana”».[100]
  • Se esta viendo una tendencia a implementar la cultura del descarte, especialmente para las personas con discapacidades.
  • Es una condición especial de vulnerabilidad, que en algunas culturas sufren una marginación u opresión, al ser tratadas como descartes.
  • En realidad, todo ser humano, sea cual sea su condición de vulnerabilidad, recibe su dignidad por el hecho mismo de ser querido y amado por Dios. Por estas razones, debe fomentarse en la medida de lo posible la inclusión y la participación activa en la vida social y eclesial de todos aquellos que, de alguna manera, están marcados por la fragilidad o la discapacidad.